¡celebrando el día del padre!

Te presentamos tres historias de superación y amor incondicional, en la que veremos reflejada la importancia que contar con estos padres guerreros que con constancia influyen en nuestro desarrollo personal cada día, haciéndonos ver el poder de nuestras capacidades y habilidades.

El Equipo Hoyt

A Rick Hoyt, nacido en el año 1962, le diagnosticaron tetraplejia con parálisis cerebral espástica poco después de nacer. Algunos médicos aconsejaron a Dick y Judy, sus padres, que ingresaran al pequeño en un centro especializado. Argumentaban que jamás podría disfrutar de una vida normal, que los cuidados que su condición exigía tal vez fuesen inasumibles para ellos. Contra viento y marea, los Hoyt se resistieron a tirar la toalla. Buscaron alternativas, contrastaron opiniones y, sobre todo, confiaron en el potencial de Rick.

Poco a poco, el tiempo fue dándoles la razón. Descubrieron que Rick sí era capaz de comunicarse y aprender. Con el apoyo de sus padres, pudo matricularse en la escuela pública y estudiar una carrera universitaria. Pero sin duda alguna, fue en el deporte donde encontró los desafíos que le han llevado a convertirse en una leyenda de la superación personal. Cuando Rick tenía 15 años, uno de sus compañeros de estudios quedó paralizado tras sufrir un accidente. Quiso alentarle, demostrarle que su vida no había terminado; y quiso hacerlo a través del ejemplo. Pidió ayuda su mejor aliado, su padre. Le propuso participar en una carrera de 5 millas.

Aunque Dick no era un gran atleta, entrenó duro para cumplir los deseos de su hijo. Después de cruzar la meta, Rick hizo una confesión a su padre: “cuando corremos no me siento discapacitado”. Desde entonces nada pudo detenerles. Durante 37 años completaron juntos más de 1.000 carreras, incluyendo 255 triatlones y más de 70 maratones. En este vídeo puedes ver en acción al Equipo Hoyt.

 

Jim y Derek Redmond en Barcelona’92

Por más que busques en los archivos, en los Juegos Olímpicos de 1992 no encontrarás información sobre ningún atleta llamado Jim Redmond. Sin embargo, fue uno de los grandes héroes de las competiciones celebradas en Barcelona. Jim es el padre de Derek, atleta británico que participó en las pruebas de los 400 metros lisos. Tampoco él batió ningún récord; de hecho, es posible que haya sido el corredor más lento de la historia. Pero su ejemplo es sencillamente inolvidable.

Derek era un deportista formidable, aunque con frecuentes problemas físicos. Las lesiones le dejaron fuera de las Olimpiadas de Seúl en 1988, pero en Barcelona era uno de los grandes favoritos para conquistar una medalla. Desafortunadamente, a mitad de la carrera de semifinales sintió un pinchazo que le obligó a detenerse. Estaba roto. Los médicos saltaron al tartán para retirarle de la pista, pero Derek se negó a abandonar. Tenía que cruzar la meta.

Cojeando y con lágrimas en los ojos, Derek Redmond emprendió los 175 metros más largos de su vida. En ese momento, un hombre saltó de las gradas, forcejeó con el personal de seguridad y se colocó a su lado. Era Jim, su padre. Le sugirió retirarse, le recordó que no tenía que demostrar nada a nadie, pero Derek insistió. Quería acabar. Abrazados y a trompicones, los Redmond atravesaron la línea de meta. “Soy el padre más orgulloso del mundo. Estoy más orgulloso de él de lo que lo estaría si hubiera ganado el oro. Hace falta tener muchas agallas para hacer lo que ha hecho”, explicó Jim ante los medios. El sentimiento tiene que ser mutuo: seguro que su hijo siente un orgullo similar hacia él.

 

Juan Carlos Lorenzo “Mi hijo a mi lado”

Juan Carlos Lorenzo es otro padre coraje que nos recuerda de una forma más evidente el amor que todo padre siente por sus hijos. Cuando su hijo Miguel Ángel de 17 meses cayó a la piscina de su casa sin que nadie se diera cuenta, nadie le diría que se convertiría en un ejemplo a seguir tanto para padres como para madres. A raíz de este accidente el pequeño sufrió daños cerebrales que lo mantienen desde entonces en estado vegetativo. Ante la supuesta petición de la madre del pequeño que se divorció de él después del accidente, de internar a Miguel Ángel en un centro para su cuidado, Juan Carlos reaccionó diciendo que su hijo se quedaba a su lado mientras él tuviese vida. Sabemos que el esfuerzo de este padre día a día merece nuestro reconocimiento y el de todos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuentes: escuela.bitacoras.com