12 frases célebres de «El Principito», de Antoine de Saint-Exupéry, para reflexionar y tomarse la vida de otra forma
«El Principito» es un libro que aúna en lo sencillo de la escritura una compleja, pero entendible, reflexión sobre la vida y las personas. Quizás eso ha hecho que sea uno de los libros más vendidos en todo el mundo. Este libro está cargado de frases para el recuerdo y que pasan a formar parte de esas citas célebres que nos acompañan con el paso del tiempo.
Antoine de Saint-Exupéry, además de aviador, era escritor y padre de esta obra. Nació en la ciudad de Lyon (Francia) el 29 de junio de 1900, y en 1921 se hizo piloto mientras cumplía con el servicio militar en Estrasburgo. El libro fue publicado en abril de 1943, y traducido al español por Bonifacio del Carril en 1951.
Saint-Exupéry escribió e ilustró el manuscrito mientras se encontraba exiliado en los Estados Unidos tras la batalla de Francia. Ahí tenía la misión personal de persuadir al gobierno de dicho país para que le declarara la guerra a la Alemania nazi. En medio de una crisis personal y con la salud cada vez más deteriorada, produjo en su exilio casi la mitad de los escritos por los que sería recordado; entre ellos, El principito, un relato considerado como un libro infantil por la forma en la que está escrito, pero que es en realidad una crítica de la adultez en el que se tratan temas profundos como el sentido de la vida, la soledad, la amistad, el amor y la pérdida
Frases a tener en cuenta sobre el libro de «El Principito»
- Todas las personas grandes han sido niños antes. (Pero pocas lo recuerdan).
- Cuando el misterio es demasiado impresionante no es posible desobedecer.
- Es preciso que soporte dos o tres orugas si quiero conocer a las mariposas.
- Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer.
- Es mucho más difícil juzgarse a sí mismo que a los demás. Si logras juzgarte a ti mismo eres un verdadero sabio.
- Es triste olvidar a un amigo. No todos han tenido uno.
- Derecho, siempre delante de uno, no se puede ir muy lejos…
- Cuando se quiere ser ingenioso ocurre que se miente un poco.
- Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domésticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo…
- He aquí mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
- El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
- Lo que embellece al desierto –dijo el principito- es que esconde un pozo en cualquier parte…