Después del trabajo durante años de organizaciones y activistas defensores de los derechos de las personas LGBTIQ+, el gobierno de Vietnam pidió a los centros sanitarios del país que no consideren la homosexualidad como una enfermedad. Insistiendo en que «no es una enfermedad» y que, por tanto, «no se puede curar» ni se necesita ser «curado» y no se puede convertir de «ninguna manera».
Sobre las llamadas «terapias de conversión», subrayando que, si se necesita algún apoyo médico «debe ser en forma de asistencia psicológica y realizado solo por aquellos que tienen conocimiento en temas de identidad sexual».
Ya en abril, el representante de la OMS en Vietnam, Kidong Park, emitió una declaración recordando que cualquier intento de cambiar la orientación sexual de las personas LGBTQ+ «carece de base médica y es inaceptable».