En el año 1974, el equipo de paleontólogos liderado por Donald Johnson desenterró los huesos de una Australopithecus afarensis hembra de 3,2 millones de años de antigüedad. El homínido fue nombrado Lucy en honor a la canción que estaba sonando en el momento del hallazgo: “Lucy in the Sky With Diamonds”, de los Beatles. Más de 200 restos óseos fueron encontrados (alrededor del 40% del esqueleto), y ninguno se presentaba duplicado, lo que indicaba que los huesos provenían de un único organismo. Después de la reconstrucción del esqueleto, el grupo de expertos pudo deducir una serie de características de Lucy: era una anciana bípeda de alrededor de un metro de altura, con cabeza pequeña, cerebro pequeño, brazos largos y piernas cortas.
Al momento del descubrimiento, no fue posible establecer su antigüedad. En la década de 1990, a través del análisis de fragmentos de arena extraídos del lugar donde fue hallada, fue posible concluir que Lucy habría vivido hace 3,2 millones de años. Posteriores investigaciones revelaron que estos homínidos habitaron la tierra durante 900.000 años. Hoy en día, el esqueleto de Lucy se encuentra en una caja especialmente diseñada, en el Museo Nacional de Etiopía.