En el año 1922, los arqueólogos británicos Howard Carter y Lord Carnarvon se convertían en las primeras personas en entrar en la tumba del faraón Tutankamón, después de más de 3000 años. La cámara funeraria del faraón se encontraba sellada; dentro de ella hallaron intactos diferentes objetos de incalculable valor, entre ellos un ataúd de oro que contenía la momia del rey. Tutankamón fue coronado en el año 1333 a.C., cuando era apenas un niño. Una década más tarde, a los 18 años de edad, falleció supuestamente a causa de un accidente con un carro.
Howard Carter había comenzado una intensa búsqueda de esta tumba después de la Primera Guerra Mundial. Luego de encontrar un camino que conducía a la entrada de la tumba, el 23 de noviembre él y su equipo rompieron la puerta de ladrillos de barro que los separaba de esta. Allí encontraron evidencia que indicaba que el lugar había sido invadido por ladrones. Sin embargo, el 26 de noviembre hallaron otra puerta y, al abrirla, se presentó ante sus ojos uno de los descubrimientos arqueológicos más fascinantes de la historia. A partir de ese momento se inició un proceso de excavación que llevó años. La mayoría de los tesoros rescatados se encuentran, hoy en día, en el Museo de El Cairo.