Existen fascinantes datos curiosos en torno a las bodas, revelando cómo han evolucionado a lo largo del tiempo y moldeado nuestra comprensión de esta institución social presente en diversas culturas.

Si retrocedemos en el tiempo hasta la mitología griega, nos encontramos con una historia donde la diosa de la discordia, Eris, se sintió agraviada por no ser invitada a la boda entre Peleo y Tetis, la madre de Aquiles. En un acto de venganza, arrojó una manzana dorada con la inscripción “para la más bella” en medio de la fiesta. Las diosas Hera, Atenea y Afrodita reclamaron la manzana, desencadenando así un conflicto que terminó con Paris de Troya otorgando el título de “la más bella” a Afrodita. Este acto desencadenó indirectamente la legendaria Guerra de Troya, dejando una huella indeleble en la historia y la mitología.

En la antigua Grecia, esta tradición se extendió, convirtiéndose en costumbre lanzar una manzana, considerada sagrada y vinculada a Afrodita, a una persona para proponerle matrimonio. Si la persona la aceptaba, daba su consentimiento para iniciar una relación. Un epigrama atribuido a Platón refleja este ritual, donde se expresa el deseo de compartir la vida con el ser amado, pero también se reconoce la importancia de la reciprocidad en el amor.

A lo largo de los siglos, las bodas han evolucionado, adoptando diferentes rituales y tradiciones según las culturas y las épocas. Sin embargo, la influencia de mitos y leyendas como el episodio de la manzana dorada sigue resonando en nuestras ceremonias nupciales, recordándonos la profundidad simbólica y emocional de este compromiso sagrado entre dos personas.