Las tortugas marinas están en peligro. En América Central, sus huevos tienen la reputación de ser deliciosos y especialmente afrodisíacos. Pero esta notoriedad tiene un precio: todos los años, varios miles de estos huevos son robados por la noche en las playas donde anidan las tortugas, poniendo en peligro la supervivencia de la especie.
Para luchar contra este contrabando, la ONG de protección ambiental Paso Pacífico ha desarrollado huevos de silicona falsos que contienen un trazador GPS. Realizados con la técnica de impresión 3D, estos señuelos se implantarán en el lugar de anidación con el tamaño y el color de una pelota de ping-pong para comprender y detener el tráfico.
En enero, el proyecto ganó el Wildlife Crime Tech Challenge, un concurso de innovación para proteger el medioambiente. Paso Pacifico y sus socios recibieron un sobre de 10 000 dólares (9 042 euros) y asistencia técnica para concretar su idea.
La ONG planea arrastrar señuelos a sitios conocidos como escondites de cazadores furtivos. “Va a ser muy fácil para ellos para recoger uno de esos huevos sin darse cuenta,” ha declarado Kim Williams-Guillén, director de conservación de Paso Pacífico, al Washington Post.
Con su innovación, Paso Pacifico espera desenterrar redes de tráfico de huevos de tortugas. La ONG quiere mapear el circuito de contrabando. No se centra en los propios cazadores furtivos, que ganan entre 0,50 y $ 2 por huevo, cuando se venden hasta por 20 dólares en los bares, sino más bien en los destinos y en los organizadores del tráfico ilegal. Los datos recopilados se transmitirán a la policía, que tendrá plena discreción para actuar.
La ONG no está en su primer intento de proteger a las tortugas. Creó en 2008 en Nicaragua una brigada de “Turtle Ranger” para monitorear y proteger los sitios de anidación de cazadores furtivos. La ONG estima que sin esta protección, el 90% de los huevos se perderían cada año.