Las compañías están haciendo cambios para hacerse más amigables con el ambiente

 

El año 2019 ha sido un momento de importantes cambios por el medio ambiente: en el contexto del compromiso global impulsado por Naciones Unidas para la reducción de los plásticos de un solo uso, muchos de los gobiernos, así como las compañías más grandes del mundo, han decidido tomar medidas que ya comienzan a ser implementadas. De acuerdo con los datos publicados por Naciones Unidas, más de 500.000 millones de bolsas plásticas son utilizadas cada año y un millón de botellas de plástico son compradas cada minuto en todo el mundo, contribuyendo a los más de ocho millones de toneladas de plástico que terminan cada año en los océanos y ponen en riesgo a la vida marina.

 

Tan solo Starbucks y McDonald’s, en conjunto, distribuyen un 4% del total de seiscientos mil millones de vasos que se consumen cada año en el mundo, y a pesar de que en ambos casos, los vasos utilizados son reciclables, en la práctica es poca la proporción que termina realmente reciclándose. Por esta razón estas dos empresas se unieron para fundar la iniciativa NextGen Cup, que tiene como meta desarrollar un vaso más amigable con el ambiente, sustentable y compostable, que permita reducir el impacto ambiental de ambas marcas.

 

Starbucks también ha comenzado a implementar otros cambios para hacerse más amigable con el ambiente, incluyendo eliminar por completo el uso de carrizos plásticos para el año 2020, tanto en sus cafés como mediante las plataformas que ofrecen delivery de Starbucks. Esta medida forma parte de una política de responsabilidad medioambiental que incluye el uso de fuentes de energía renovable en sus locales, la reevaluación completa de sus procesos para reducir la cantidad de agua utilizada, el uso de materiales de construcción responsables en el diseño arquitectónico de sus locales, y la implementación de estrategias que, de mano con los agricultores, permitan ayudar a impedir la deforestación asociada con el cultivo del café.

 

Otras grandes cadenas han comenzado a poner en marcha sus propios programas para la responsabilidad medioambiental, como es el caso de KFC, que ha empezado a implementar un sistema de reciclaje de aceite, o de Bimbo, quien construyó un Centro de Ventas Ecológico en México donde se reciben vehículos que están por terminar su ciclo de vida útil y son transformados en autos eléctricos. No hay duda de que, aunque el impacto individual de cada una de estas medidas sea apenas una fracción para el planeta, el impacto compuesto de todos nuestros esfuerzos puede, en efecto, generar un cambio.