Japón ya tiene ministro contra la soledad

El 14% de las personas fallecidas en el país asiático que no compartían vivienda

con nadie fueron halladas entre uno y tres meses después del deceso

La carencia de contacto social en Japón durante la pandemia ha provocado un repunte de los suicidios. Para atajar esta situación, el Gobierno nipón, siguiendo el ejemplo del Reino Unido, ha nombrado un ministro de la Soledad. En 2020, el país asiático registró 21.919 suicidios, de los que 479 eran escolares y 6.976, mujeres. Significó el primer ascenso en 11 años.

El nuevo ministro de la Soledad, Tetsushi Sakamoto, compaginará su trabajo con el de ministro de Revitalización de las Regiones, y coordinará una estrategia entre ministerios para hacer frente a un fenómeno agravado por el descenso de la natalidad y la masificación en las ciudades.

Según la revista digital Nikkei Asia, se espera que las medidas japonesas para ayudar a las personas solas sigan la senda de la estrategia del Reino Unido, que creo en enero de 2018 el primer departamento (en su caso una secretaría de Estado) para luchar contra una epidemia social que afecta a unos nueve millones de británicos.

Para Junko Okamoto, autora del libro Sekai ichi kodoku na Nihon no ojisan  (Los más solitarios del mundo: los hombres japoneses de mediana edad), uno de los primeros retos para el nuevo ministerio será recopilar estadísticas sobre una condición que pocos japoneses reconocen como un problema. “Muchas personas están solas, pero se niegan a aceptarlo. Es un estigma”, afirma en una entrevista telefónica.

Esta experta señala que los japoneses “rechazan la connotación negativa de la soledad”, y subraya que para el japonés medio la resistencia ante las adversidades es un deber, y la soledad es un reto que se asume sin aspavientos.

En un informe titulado Japón debería tener un ministro para la gente sola, el Instituto de Investigaciones Mizuho (MRI, por sus siglas en inglés), indicaba que en 2040, el 40% de los hogares japoneses serán unipersonales.

Aunque el teletrabajo ha generado un éxodo incipiente hacia el campo, en Tokio cada vez hay más publicidad de venta de pisos nuevos para personas solas. Los solitarios de todas las edades se han convertido en una apetecida categoría de consumidor, y la literatura que elogia la soledad es un rico filón que supera con creces las ventas de libros críticos como el de Okamoto.

Los supermercados venden raciones individuales de todo, y muchos restaurantes usan el término “ohitori-sama” (honorable señor solo; el término sirve también en femenino) para ofrecer mesas con un solo asiento y buenas vistas, pero situadas fuera del ángulo visual de las parejas y los grupos a la hora de la cena.

Uno de los programas televisivos de gastronomía más longevos se llama Solitary Gourmet (Gourmet Solitario), y consiste en un epicúreo monólogo recitado por un vendedor de muebles que siempre encuentra algún buen restaurante en Tokio para comer solo.

El aumento de muertes de ancianos solos que son hallados días, o a veces meses, después de fallecer, ha propiciado servicios especializados en la limpieza de habitaciones que quedan sepultadas bajo montañas de basura o manchadas con fluidos corporales.

Para mostrar una realidad visualmente menos perturbadora que la que podrían ofrecer las fotografías, una empleada de una de estas empresas, Miyu Kojima, empezó a crear detalladas miniaturas de las habitaciones después de retirado el cadáver. Sus maquetas fueron catalogadas en un libro titulado Toki ga tomatta heya  (La habitación del tiempo detenido), que muchos lectores han interpretado como una advertencia del riesgo latente de morir solos.

Aunque el Gobierno japonés no publica estadísticas de muertes en soledad, la ONG Asociación para Tomar Medidas para Prevenir la Muerte Solitaria en Japón, calcula que en 2020 un total de 4.448 personas fallecieron solas. El 14% fueron halladas entre uno y tres meses después de su deceso.