Salvado por la campana

La expresión salvado por la campana significa en esencia librarse de algo o alcanzar algo a último momento: se trata de una frase bastante antigua que ha llegado hasta nuestros días con cierta popularidad, al punto de darle nombre a un programa de televisión. Pero, ¿de dónde proviene este dicho?

Resulta que entre los siglos XV-XVI uno de los mayores miedos de las personas era ser enterrados vivos, En aquellos tiempos la medicina no contaba con los avances modernos y determinar que una persona efectivamente hubiera fallecido era bastante difícil. A eso hay que sumarle que cuando se hacían exhumaciones o se movían tumbas, se encontró más de un cadáver con una expresión de horror y desespero, como si hubiera intentando escapar de su ataúd.

Hubo enfermedades que auparon más ese miedo de terminar en féretro y no poder escapar, como la catalepsia (proviene del griego ‘sorpresa’: imaginen ver un supuesto cadáver empezar a moverse). Esta condición consiste en que la persona pierde la consciencia durante un periodo de tiempo, el cual puede ser desde unos cuantos minutos hasta alargarse varias horas. La persona en cuestión, padece un descenso en el ritmo cardiaco y la respiración, es tan leve ese estado que con los métodos que existían en la medicina de este periodo era casi indetectable detectar que estaba vivo.

La tapefobia (el miedo a ser enterrado vivo) se extendió como pólvora, entre las personas de aquellos tiempos y con ello en mente se inventaron distintos métodos para evitar tal terrible situación. Lo primero, fue la invención de una tradición ha seguido viva hasta nuestros días, el velatorio, cuyo objetivo original no era llorar o acompañar a la familia del fallecido, sino más bien vigilar (velar: vigilar) de que el muerto permaneciera en ese estado.

También se idearon cientos prototipos de tumbas para evitar una futura tragedia: varios de los ataúdes contaban con sistemas de seguridad con el fin de que la persona enterrada, si llegaba a despertar, pudiera avisar a las personas de fuera que continuaba vivo, varias tumbas poseían cámaras con oxígeno y podían accionar una campana, para dar alarma a las personas afuera.